Suelo decir a mis pacientes que debemos escuchar lo que nos sugieren las estaciones del año, así como los otros ciclos que tenemos alrededor, y cómo nos afectan a nuestra vida cotidiana, en nuestro mundo psicológico y emocional. De esta manera, así como el verano es una época en la que nos es más propicio mirar hacia fuera, estar en el exterior y queremos distraernos y «desconectar» de lo que ha sido nuestro día a día durante el resto del año; el invierno es una época que nos invita especialmente a estar más en casa, con nuestros, y a tener más oportunidades para mirar hacia adentro, a reflexionar y sobre todo a escucharnos.
Es también el momento en el que, aprovechando el fin de año, puede surgir la necesidad o la voluntad de pensar nos los buenos propósitos para el año nuevo, lo que queremos conseguir o los objetivos que nos marcamos para la nueva etapa. Considero que es una práctica muy positiva, siempre y cuando previamente hacemos un buen balance del año que hemos vivido, de lo que hemos hecho, lo que nos ha pasado, de cómo hemos sido y lo que hemos conseguido. Representa un ejercicio muy saludable y beneficioso, y suelo animar a los pacientes a hacer, siempre y cuando sea desde un prisma sano, basado en el respeto hacia nosotros mismos, y no desde la exigencia o la autoatac . Debe servir para la reflexión profunda de quien hemos estado este año, de qué es lo que nos ha pasado y como hemos reaccionado a esto. Y aquí es donde surge el verdadero tesoro: la posibilidad que nos ofrece para conocernos mejor a nosotros mismos, ya que una parte importante de cómo somos lo podemos ver observando nuestras reacciones a lo que nos ha pasado, tanto a nivel conductual , como emocional y fisiológico. Observando primero sin juzgar (desterrando los Debería), aceptando que hemos hecho lo que hemos podido con las herramientas de las que hemos dispuesto este año y aceptando que está bien así.
También propongo un ejercicio final previo a crear los propósitos para el año siguiente, y que finaliza la «revisión» que hacemos del año anterior, que es el de la gratitud. Dar las gracias por todo lo que sí que hemos tenido, que sí que hemos vivido, que sí hemos sentido. Ser conscientes de que el solo hecho de haber vivido este año ya ha sido un regalo y sentirlo de verdad.
Una vez hemos hecho un balance saludable, basado en el respeto, positivo y con gratitud por el año que ha pasado, podemos entonces centrarnos en la tarea de reflexionar sobre los propósitos que nos pondremos para el año siguiente. Así pues, al igual que a consulta, cuando empezamos una terapia, nos marcamos unos objetivos determinados, y «los trabajamos» para que sea más fácil cumplirlos, os propongo una serie de ideas para que vuestros propósitos de año nuevo sean lo más adecuados posibles:
1. Que sean realistas
Esto implica muchas cosas, pero algunas de las reflexiones que nos deberíamos hacer serían: el propósito tal como lo he planteado, depende totalmente de mí conseguirlo? Con el tiempo y / o recursos de los que dispongo ahora, puedo llegar? Necesito algún paso previo?
Porque si nos planteamos algún objetivo (como por ejemplo encontrar un trabajo en la que gane más dinero) que no depende exclusivamente de nosotros, nos podemos encontrar que no sabemos por dónde empezar y además nos podemos frustrar si no lo conseguimos en el plazo marcado.
2. Que sean concretos
Relacionado también con el punto anterior, es importante que los propósitos sean lo más concretos posibles. En este sentido será mejor proponerme «dedicar 1h cada día a buscar un nuevo trabajo» o «cambiar el snack de media mañana por una pieza de fruta» que proponerme encontrar un trabajo nuevo o perder peso.
3. Utilizar cosas que nos hayan quedado pendientes del año pasado, pero con una reflexión
Que el año nuevo es una nueva oportunidad para volver a empezar lo sentimos todos un poco, también influenciados por las campañas publicitarias que nos venden que eso es lo que «toca» sentir, pero está claro que el paso de diciembre a enero no deja de ser un cambio de mes más del calendario y que en otras culturas ni es ni ese día. Por lo tanto, pensamos en qué cosas hemos estado buscando, luchando, deseando el año pasado, y; atención, aprovechamos para reformular de forma que nos sean más fáciles de conseguir este año. Sea porque el planteamiento no era el correcto, porque necesitaba de un paso intermedio, o porque precisa de algún recurso (también se incluye el tiempo) del que no dispongo.
4. Podemos incluir algún propósito relacional, pero con precaución
Puede ser un buen momento para plantearnos hacer un cambio en alguna relación que tengamos, sea en positivo (mejorar la relación) o en el sentido de cortar definitivamente alguna relación que no nos hace bien, pero debemos tener en cuenta los pasos anteriores : sobre todo plantear el propósito de forma que dependa sólo de nosotros, de forma concreta y pensando en que necesitamos para poder cumplir con este propósito (tal necesito primer mejorar mi asertividad para poder gestionar mejor una relación con una persona concreta) .
5. En pasado, presente y futuro
También podemos tener en cuenta, porque no, que los propósitos pueden estar tanto referidos al pasado, al presente y al futuro, pero que siempre deben estar formulados en aspectos basados en el presente. Es decir, que un propósito referido al pasado, como puede ser pasar página de algún episodio concreto de la vida, debe estar formulado en conductas concretas que estén en el presente (no engancharme a los pensamientos sobre esto, hacer un ritual de cierre, etc …). También podemos hacer propósitos referidos al futuro, pero tendremos que tener en cuenta entonces qué parte podemos cumplirla en el tiempo que nos marcamos y qué representa el objetivo final.
6. Basados en el propio criterio
Por último, pero muy importante, es que los propósitos deben responder, siempre, a una necesidad, motivación, deseo, interno. Y esto a menudo no es tan fácil de detectar, aunque habría que lo fuera. Procura responderte a la pregunta: eso que me propongo, a quién beneficia? Y procura huir de los propósitos que pueden venir impuestos por terceros o por las mismas presiones que nos ejerce la sociedad.
Por último, os propongo que haga un pequeño ejercicio que les pido a mis pacientes cuando trabajamos con sus objetivos de terapia: escriba cada propósito en un papelito pequeño, darle la vuelta, y detrás, escriba un pequeño paso que puedas empezar a hacer ya para lograr este propósito. Debe ser algo que prácticamente ya esté haciendo pero que aún no haga. Y póngase a caminar por el nuevo año. Recuerde que el más largo de los trayectos también comienza con un paso ..
Buen año y buenos propósitos!